Mis Tetas.

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No, no os escandalicéis aun, que esto no va de nada obsceno, ni me ha dado por el exhibicionismo repentino. No tiene nada que ver, mas que de refilón, conmigo...

Todo empezó esta mediodía a la hora de la comida. Noticia: La perra de caza de mi padre ha tenido cachorritos. Un perrito y una perrita para ser exactos.
Y aunque es probable que no se los acabe quedando, mi padre ha dicho que los pobres no pueden estar sin nombre hasta que se los demos a alguien. Eso ha desencadenado, como cada vez, la eterna discusión sobre quien tiene la prerrogativa de elegir los nombres...

En cuanto al nombre del macho no ha habido apenas discusión, ya que es tradición en casa que todos los machos que nacen se llamen Can, Hund, Dog y/o cada una de las mil posibles variaciones monosilábicas de la palabra Perro.

Pero el autentico problema ha sido ella, la muy perra. Y no por que la discusion haya sido larga... mas bien lo contrario. Estábamos en los prolegómenos de la eterna discusión de siempre, cuando mi querido y jocoso hermano, en un arranque de genialidad muy propio de él y de su perturbado receptaculo cerebral, dijo como quien deja caer:

- Lo suyo sería llamarla “mis tetas”.

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Obviamente todos nos hemos partido de risa... hasta que hemos visto ese brillo inquietante en los ojos de mi padre que solo le sale cuando ha tomado una decisión... y es inamovible.

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Y si, señores, una vez mas, la realidad supera a la ficcion: Ahora tengo una perrita que se llama Mis Tetas.
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