Al sol

Hoy al salir del trabajo no he ido a casa. He paseado sin rumbo un rato, y he acabado en la plaza mayor. Allí, llevada por un impulso, me he sentado por fin al sol.

Hacía un día maravilloso fresquito, pero agradable, con un ligero vientecillo y un sol que despertaba algún tipo de recuerdo de una vida anterior en la que con toda seguridad he sido lagartija. De manera que poco a poco he ido pegándome mas y mas a la piedra, hasta que he acabado tumbándome por completo sobre la suave superficie del cálido banco de granito, y apoyado la mejilla, los brazos las manos, las piernas... todo mi cuerpo era piedra, calor, sol... Me iba perdiendo en la sensación mientras veía como un niño perseguía a una paloma, un par de ancianitos hablaban con la estatua de Carlos III y un montón de turistas adolescentes americanas decidían en que antro iban a comer hoy... pero poco a poco la piedra me llamaba mas y mas, he cerrado los ojos y he dejado de mirar, ya solo sentía... y luego nada.

Hasta que Virginia ha pasado por la plaza y me ha visto. Su mano en el hombro ha alejado la lagartija y ha traído la mujer de vuelta. Lastima...